sábado, 30 de agosto de 2014

Apunte #14: anecdotario I

Tras todo un curso sobreviviendo en Madrid, en un piso donde vivían fundamentalmente dos solterones y un huroncete, he descubierto muchas cosas. Podría decir, que hay muchas cosas absurdas que, aunque parezca que no, al final me sirvieron de algo.
Estupideces que harán de ti el bufón de las cenas. O estupideces que harán de tí un sabio en posibles experiencias futuras de emergencia. Ahí van unas cuántas:


  1. Nada más llegar a la ciudad, tenia una ansiedad horrible por encontrar piso. Llegué en septiembre, y casi todos los pisos estaban cogidos. En cada habitación que iba a visitar, me pedían un precio más caro e inasequible para mí (y más roñas era la habitación). Al final, llegué a la última habitación que iba a visitar, y me pidieron un precio más bien carillo, aunque era "barato" en relación a las demás. La habitación y el piso no eran para tanto, pero prácticamente le tiré todos los billetes a la cara de mi ex casero cuando llegué. Yo estaba estresadísimo. Consejo: nunca mostréis debilidad a vuestro casero o posible casero. Ellos se aprovechan de ello.
  2. La comida enlatada es malísima. He llegado a esa conclusión después de querer arrancarme el estómago tras comer albóndigas en conserva. Joder, son horribles. Consejo: no volváis a probar comida que sabéis que es horrible para vuestro cuerpo y paladar por que salga más barata. No, no va a ser mejor. No cambia mágicamente de sabor ni de calidad.
  3. Los primeros días de convivencia en el edificio de mi madriguera fueron raros. Cada noche escuchaba cómo una pareja lésbica se daban mucho placer. Y durante el día, una viejecilla siempre reclamaba asomándose por la puerta de su casa "pupiiii; puuuuupiiiiiii" (teóricamente era su perro). La misma vecina un día me preguntó si era "Alberto". Y supongo que me confundió por su hijo. Todo era muy bohemio y tal. Consejo: al final, te acabas acostumbrando a depende de que situaciones. Todo irá bien.
  4. A falta de comida, he ido experimentando con la que podía tener a mano. Algunas cosas me dieron repulsión nada más metérmelas en la boca, pero otras me parecieron realmente geniales. Otras eran tan geniales que rompieron parte del universo (como un hipersándwich de huevo con mucha, MUCHA materia cárnica; valió la pena, pero se cargó el cierre de la sandwichera). Consejo: a veces es bueno darle un poco de locura a tu vida, aunque sepas que puedes pagarlo de forma horrible. Sabes que valieron la pena esos momentos de estupidez.
  5. Mi nivel de orden en mi habitación era horrible. Aún así, a mi no me molestaba. Y a Tomillo (mi hurón) le encantaba. Mientras yo trabajaba, él se ponía a investigar entre las cosas desordenadas. Las movía, ordenaba a su manera, se escondía en ellas, se dormía en las toallas y los cajones... Consejo: a veces debes aceptar lo que eres. Yo acepté que soy un desordenado y he tenido muchas menos preocupaciones.
  6. Perdí unos pantalones. No por que se quedara en casa de alguien o la lavadora se lo tragara. Simplemente fue caerse de la cuerda de tender, y quedarse en la cuerda de la supuesta vecina de abajo. La cual, parecía no existir. Me planteé una cantidad de historias raras sobre ese piso. Pensaba que había alguna persona del estilo "loca de los gatos", que esperaba a que la ropa que caía de los vecinos cogiera suficiente "ambiente". No sé, todo en mi cabeza parecía más turbio.
  7. Cuánto más tiempo pasaba, más me daba la sensación que mi compañero me miraba mal y que me odiaba. El caso, es que esta persona a penas tenía contacto conmigo. Supongo que tenía problemas para socializar.
  8. Gracias a hacer trabajos a las tantas de la noche y tener problemas de sueño, acabé dándole la vuelta a mis horarios y a dormirme en alguna hora de clase. De hecho, llegué a enfermar por falta de sueño. Consejo: duerme todo lo que puedas. Y duerme dentro de tu horario. Puedes enfermar mucho y tener diversos problemas.
  9. Tener una mascota cuando tienes problemas de dinero y falta de tiempo es toda una aventura. Y sobretodo cuando no acabas de conocer la zona. Corres por todas partes para ir a buscar la comida favorita de tu querido animalito, y muchas veces no encuentras lo que quieres.
  10. Los trenes de ida o de vuelta a la gran ciudad son horribles. Uno que vive a tomar por saco sabe que un "estrella" o un "regional" tardan muchísimo. A menos que tengas el dinero para coger un Ave, te vas a estar un rato enorme para llegar a tu destino. Yo siempre tardo ocho horas y pico de mi ciudad natal a Madrid. Consejo: tienes que ir bien equipado con comida y entretenimiento, por que si no, mueres en el tren.
  11. Acostumbrado a los billetes de metro de Barcelona y la dirección de metro de Barcelona, sinceramente, me quedaba muy extrañado a la hora de moverme por la ciudad. Los billetes en Madrid son minúsculos y los metros van en la dirección contraria a los de Barcelona. Todo era muy raro. Cuando volví a ver Barcelona, se me hizo raro el metro de esa ciudad.
  12. El clima de Madrid es seco. Se nota mucho cuando viajas de un lugar muy húmedo a otro bien seco.
  13. En invierno, habían días que me despertaba tan temprano que todo estaba oscuro. Me fascinaba ver la niebla de camino al autobús, ver como las farolas anaranjadas se apagaban y que, salvo algún pobre transeúnte, todo se volvía como un videojuego de miedo. Entonces, desde el autobús, de camino a la universidad, podía observar como el sol se izaba a un nuevo cielo. Eran unos pequeños regalos para la vista que me hacía la ciudad.
  14. Cuando hubo la gran huelga de basureros, la calle estaba horrible. Las calles parecían llevarme a un paisaje apocalíptico y salvaje. Me daba mucha grima que, en uno de los cruces, bajo una papelera, habían un montón de cuchillas de afeitar en el suelo.
  15. En invierno, le daba caldo a un señor sin techo de mi barrio. Era un hombre muy majo, muy "entrañable". Me hizo gracia que un día, le pregunté si quería más caldo y me dijo que "estaba servido", y me enseñara la gran cantidad de comida que tenía tras el colchón. Tenía más comida de la que suelo tener yo. Fue interesante.

Supongo que para una entrada, quince "anecdotas"están bien. Así que, hasta la próxima entrada, queridos seguidores.

PD: tengo mucho sueño. Este calor me está asesinando poco a poco.
PPD: jamás calentéis más de dos veces unas lentejas. Es horrible.
PPPD: estaré ocupado en septiembre. Ya sabéis, exámenes. Os veré pronto.

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